Cada 7 de junio, la Argentina celebra el Día del Periodista. Ese día, de 1810, Mariano Moreno fundó la Gazeta de Buenos Ayres, donde escribía Manuel Belgrano y Juan José Castelli. Era un periódico militante, revolucionario y hasta alguna forma de prensa oficial, porque la idea era difundir los actos de la Primera Junta.
Después aprendimos que el periodismo no es militante y que el único interés es utilizar la subjetividad de cada uno para abrir nuevos mundos a los lectores y mantenerlos informados para que puedan actuar libremente. La verdad, aunque denostada, es la única que hace libres a las personas.
Mientras los medios privados juegan sus propios intereses políticos y económicos y el estado gasta el dinero de todos en medios paraestatales, amanecimos esta semana que la nueva Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, una especie de Ministerio de la Verdad. Por suerte vivimos en un mundo donde hasta un chico de 10 años se da cuenta que censar la verdad y el pensamiento es un absurdo pero, sobre todo, es un imposible. En un planeta en donde todos tienen voz, ya nadie puede delegar la inteligencia. Y el periodismo es una profesión liberal, en donde la ética se construye individualmente. El periodista es el medio. El medio es el periodista.
En estos días, la nota La Mejor tarjeta por el Día del Periodista, de 2010, es una de las más vistas. Se ve que las empresas y organizaciones, a través de sus agencias de PR, hacen lo posible para llegar en este día a los medios. Me fijo en el Outlook y veo que el año pasado recibí 239 mensajes ese día. Les dejo las primeras 20 tarjetas que me llegaron, por si alguno se quiere inspirar. Por favor, sean breves y no escriban tonterías: