Parece que no quedó del todo claro en el primer número de Tiempo Argentino si nuestra azarosa presunción era cierta o no, al menos según lo dicen algunos blogs. Pero como me consta que Sergio Szpolski se enojó con el comentario que hicimos acerca de su nuevo diario aún sin salir a la calle, entonces me tomé el trabajo de comprarlo este domingo ni bien llegue de vacaciones. (Es decir, mi primer número de Tiempo Argentino fue el número 15). Lo acompañé solo con Perfil, y evité leer las tapas de los otros diarios, al menos hasta por la tarde. Para mi sorpresa me topé con un diario bastante equilibrado (lejos al menos de lo que puede llegar a ser El Argentino), agradable a la vista, con varias notas dignas de leer y comentaristas con un temple más tranquilo y relajado. No se puede opinar de un diario con 15 números en la calle, pero hay que decirlo: el diario no peca de oficialista asqueroso. Y lo dirige Roberto Caballero, quien al menos en Veintitrés acompañaba al gobierno –o a sus ideas- más por convicción que por cualquier arreglo que pueda haber. Un comentario y una perspectiva. El primero: no seamos fanáticos y demos la bienvenida al nuevo diario. Si hay más laburo nos conviene a todos.
Y después, mi proyectiva: creo que el diario puede llegar a tener una oportunidad. Me topé al volver con un país con otros ánimos. Tal vez sea la efervescencia que había quedado por los festejos por el Bicentenario, o la cercanía con el Mundial de Sudáfrica. Pero me pareció ver más optimismo. La foto que acompaña este post tiene que ver con esto: de ser optimista y mirar para adelante. No recuerdo si era Lanata o Edi Zunino el que lo decía en Perfil: “Clarín por primera vez le tuvo miedo a la gente“. Y también tiene que ver con eso. Clarín en 2003 era oficialista porque casi todos éramos optimistas. Y teniendo en cuenta que son más los que están hartos que los que aprueban las tapas de Clarín o los comentarios ideologizados de La Nación, entonces Tiempo Argentino puede ser capaz de captar esos nuevos ánimos. (En Blog de Contenidos, de Juan Pablo Mansilla, están las promos de radio)