Gripe porcina, globalización viral y nuevos medios

Gripe porcina, globalización viral y nuevos medios

Las protagonistas fueron las personas a través de los nuevos medios, no el virus

Tuve la oportunidad de hablar el viernes con Gloria Bonder, la directora del área de género, social y políticas de FLACSO Argentina. Estuvo en México durante el peor momento de la epidemia de grupo A N1H1 y me dio algunos detalles y pautas sobre el rol que tuvieron los medios –y los nuevos medios en especial- en la difusión de la enfermedad. Es como decía The New York Times la “globalización viral”. Les transcribo algunas de sus ideas en forma de columna de opinión:

La epidemia de influenza surgida en México ha sido la primera crisis sanitaria mundial en la que la globalización informativa ha tenido un papel preponderante, no sólo por la difusión del tema a través de los medios tradicionales y la coordinación de organismos multinacionales, sino por el protagonismo de los ciudadanos a través de Internet.

Las entidades multilaterales como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y Naciones Unidas han utilizado herramientas de comunicación para vincularse con los diferentes ministerios y autoridades sanitarias del mundo. Sin embargo, si no hubo una respuesta global y uniforme ha sido por el protagonismo de la sociedad civil, tanto sus individuos como también las entidades no gubernamentales.

La respuesta reflejada en las noticias, en las acciones de los gobierno y en la comunidad científica es global y real, aunque se haya actuado y mostrado el flagelo en diferentes formas. La primera consecuencia de esto, positiva, es que las tecnologías de la información en este mundo globalizado ha impedido que la epidemia de influenza se silencie, oculte o hasta llegue a desconocerse.

Se ha impedido el silencio por la reacción de los medios masivos y de las personas a través de miles de páginas de Internet y blogs, en donde se dan sugerencias de prevención, se debate, se opina y se escribe. Los presumers (consumidores y productores de información) han buscado en esta epidemia datos sobre la enfermedad, la han producido y la han diseminado.

Ya no somos tan dependientes de los datos que nos transmiten organismos sanitarios o los gobiernos de la manera en que antes hacían la radio, la televisión o los diarios. Ahora, la gente está alertada y se informa, pero también opina, debate y sugieren hipótesis.

Además de impedir el silencio, los presumers han logrado modificar el comportamiento de las instituciones. Sin llegar quizá a presionar, están teniendo un rol de vigilancia social, para que las instituciones cumplan con sus responsabilidades. Y en forma directa o indirecta es una exigencia, un reclamo por el blanqueo y transparencia de la información.

He tenido la oportunidad de estar en México durante los últimos días y observé cómo muchos de sus ciudadanos reaccionaron ante el pedido de su Gobierno de permanecer en las viviendas. Al principio, le hicieron caso, aunque mientras los días pasaron muchos comenzaron a salir a la calle. Comenzaron a saber que la enfermedad no era mortal en todos los casos y que había tratamientos. Y no lo supieron por información oficial.

La globalización informativa ha provocado esto. Ha permitido la aparición de nuevos actores, que no necesitan ser coordinados sino que se autocoordinan. Son personas que están preocupadas, y que cumplen con una función de deber cívico. Son personas que se están apropiando de las herramientas y canales de producción y diseminación de información, lo que hace que no seamos tan dependientes.

El protagonismo de las tecnologías y de su apropiación por parte de la gente está permitiendo fortalecer la principal estrategia de respuesta que existe ante una crisis: la información. Ha sido entonces un estreno positivo.