El español “invade” Estados Unidos

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Tras este post se me ocurrió indagar aún más en el fenómeno del creciente uso del español -o castellano, lo mismo da- en Estados Unidos. Me encontré con un mundo muy interesante, que excede el tema de los medios y de su gerenciamiento, pero es interesante conocerlo. Salimos con una nota en Perfil sobre el asunto, que aquí se las subo para que la lean. Espero la disfruten leyéndola tanto como yo escribiéndola. Saludos.

El castellano conquista al país de Obama
Estados Unidos se convirtió en el segundo país del mundo en hispanoparlantes, sólo superado por México. El castellano resistió los embates de leyes que prohíben su uso en dependencias oficiales y el desafío de la fusión con el inglés. Los estadounidenses que estudian español superan a todos los que aprenden otras lenguas extranjeras sumados.
Por Pedro Ylarri

La más polémica traducción de la obra insignia del español, El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, comienza así: “In un placete de La Mancha of which nombre no quiero remembrearme, vivía, not so long ago, uno de esos gentlemen who always tienen una lanza in the rack, una buckler antigua, a skinny caballo y un grayhound para el chase”. Es la versión en spanglish del texto cumbre de Miguel de Cervantes, y una evidencia más de la batalla silenciosa que el castellano viene dando en Estados Unidos, devenido en 2008 en el segundo país con mayor cantidad de hispanos en el mundo, sólo detrás de México.

Asociaciones, institutos de idiomas, académicos y estadistas de la principal potencia mundial han abandonado sus dudas respecto al protagonismo del español en Estados Unidos, y ahora sostienen, en diálogo con PERFIL, que el castellano tiene un porvenir de expansión en la cultura anglosajona. Los hispanos ya son un 15% de la población norteamericana, y para 2050 se estima que al menos un cuarto de los residentes será de ese origen.

El español está derribando las barreras ideológicas y políticas que restringieron –y hasta prohibieron– su uso en el ámbito público durante gran parte del siglo pasado. Más angloparlantes lo estudian, más entidades lo utilizan y cada vez más ciudades exhiben sus carteles en ambos idiomas. “Ya no existe vergüenza entre inmigrantes o sus hijos para usarlo, se ha convertido en el símbolo de la resistencia y de la reafirmación cultural”, sostuvo a este diario el escritor español Eduardo Lago, director del Instituto Cervantes de Nueva York.

La institución, con sede en España, acaba de lanzar una enciclopedia sobre el tema, con más de 50 artículos y 1.200 páginas donde se describe el avance en Estados Unidos de nuestro idioma en ámbitos clave como el gobierno, escuelas, vida privada, medios de comunicación y otras manifestaciones culturales, bajo la premisa: ¿se está forjando una nueva nacionalidad hispano-norteamericana?

Desde Madrid, la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, consideró que el español “no es una lengua extranjera en Estados Unidos, sino la segunda lengua del país”. Para justificar su tesis, cita la Oficina del Censo norteamericana: 132 millones de personas serán de origen hispano en 2050, “será por tanto el primer país hispanohablante” del mundo. Una tesis aún más aguda es sostenida por Lago: “El español es lengua extranjera y lengua madre a la vez, fíjese tan solo en los nombres de las ciudades: Los Angeles, San Diego, Sacramento…”.

Además, según Caffarel, “unos 6 millones de alumnos estadounidenses estudian español”, mientras que “las posibilidades de crecimiento en los próximos años las estimamos en 60%”. En cuanto a la industria editorial, dice que hay 200 empresas que publican en español, y que “las grandes editoriales imprimen los principales títulos simultáneamente en ambos idiomas”.

Como Lago, que advierte con matices el nacimiento de un país bilingüe y bicultural, el traductor de Don Quijote al spanglish, Ilan Stavans, en diálogo con PERFIL, aseguró que con el “interés genuino” que existe en Estados Unidos por el español, el país está en un momento de “encuentro” entre dos culturas, que parece ser “imparable”.

Sin embargo, no siempre fue así. El uso de los idiomas extranjeros en Estados Unidos estuvo dominado durante gran parte del siglo XX por la visión conservadora de quienes promovían el inglés como lenguaje oficial único. En los inicios del siglo pasado, las restricciones buscaron adoctrinar a alemanes, asiáticos y a los recién llegados del este europeo. Pero en las cuatro últimas décadas fueron los latinos los protagonistas.

Dennis Baron, especialista en lingüística de la Universidad de Illinois, explicó a PERFIL que las limitaciones estuvieron ligadas a las leyes de English-only o English-first. “Hubo dos oleadas de este tipo de leyes, ambas en períodos de fuerte inmigración. La primera se expandió de 1890 a 1924, especialmente durante la I Guerra Mundial.” La segunda, según Baron, ocurrió luego de 1965, cuando las leyes migratorias fueron nuevamente permisivas.

En 1968, con la sanción de la Ley Federal de Educación Bilingüe (Bilingual Education Act), que buscaba mejorar la educación y la integración de los niños hispanos, aparecieron nuevos grupos “anticastellano”. Barón sostiene: “Desde la década de 1980 hasta hoy, primero en California, fueron esparciéndose las leyes English-only, esta vez contra los hispanohablantes, convertido en el idioma más hablado luego del inglés”. La nueva oleada provocó que hoy existan 30 estados con leyes que establecen que sólo el inglés sea el único idioma oficial, aunque, lentamente, muchas normas comenzaron a ser rechazadas en los últimos años (ver recuadro).

Para Michele Waslin, investigadora del Centro de Políticas Inmigratorias (Immigration Policy Center), la oposición al uso del castellano está ligada a los grupos que se manifiestan en contra de la inmigración, y entre ellos menciona a la Federación Americana para la Reforma Inmigratoria (FAIR, por sus siglas en inglés), NumbersUSA y Minutemen. “Buscan leyes más restrictivas y muchas de ellas está ligadas a un hombre, John Tanton. Algunas son racistas o tienen vínculos con grupo defensores de la supremacía de la raza blanca”, explicó.

Tanton, un oftalmólogo retirado del estado de Michigan, utiliza argumentos similares a los del polémico politólogo de Harvard Samuel P. Huntington para oponerse a la inmigración, la educación bilingüe y el español como idioma oficial alternativo. Según ellos, la llegada de inmigrantes hispanos altera el control de la población y el ambiente. Huntington, fallecido en diciembre, conocido por su tesis sobre el “choque de civilizaciones”, consideraba además que la inmigración latinoamericana a gran escala era una amenaza contra Estados Unidos, porque podía “dividirlo en dos pueblos, dos culturas y dos lenguajes”.

Si bien para Eduardo Lago las teorías de Huntington son “extremas y obsoletas”, y no son compartidas por la mayoría, “denotan un extraño miedo, la amenaza a la identidad”. Cuenta que “existe un dicho según el cual los norteamericanos, cuando sueñan, lo hacen en inglés; pero tienen sus pesadillas en español”.

Los académicos afirmaron a PERFIL que la principal consecuencia de esas restricciones puede verse en los hijos de las primeras generaciones de inmigrantes latinos. Prohibido el español en los colegios durante la II Guerra Mundial, son millones los hispanos que inhibieron a sus hijos de hablar castellano. Según estadísticas del Consejo Nacional de la Raza (NCLR, por sus siglas en inglés), unos 12 de los 45 millones de personas de origen hispano que viven en Estados Unidos no hablan español.

Para Stavans –de madre mexicana– , profesor del Amherst College, de Massachusetts, “en los últimos años surgió un anhelo fehaciente de regresar a las raíces; aquellos que perdieron su español aspiran a recuperarlo”. Como La Raza, afirma Waslin, otras organizaciones religiosas, étnicas, defensoras de derechos civiles e incluso empresas han tenido un rol preponderante para defender y hacer extender el castellano al norte del Río Grande. Para ello, fueron los medios los que primero captaron y difundieron el mensaje.

Univisión, considerado el mayor conglomerado de medios hispanos en Estados Unidos, surgió en Texas en 1961 con el nombre de KWEX, y una década más tarde se le sumó la versión en español de la NBC, Telemundo. La popular cadena CNN lanzó su versión castellana en 1997, y la década que le siguió “fue el boom de los medios en español”, según sostienen varios papers elaborados por el Pew Hispanic Center, una entidad que investiga el desarrollo hispano “en un Estados Unidos cambiante”.

“El fenómeno (del crecimiento del uso del español) es todavía más llamativo en los medios de comunicación: en estos momentos hay en torno a 550 emisoras de radio y 55 cadenas de televisión”, explicó la titular del Cervantes. Los inmigrantes, además, fueron quienes llevaron adelante los proyectos de emisión y creación de contenidos.

Tal es el caso de Gabriela Natale, una argentina radicada en Texas, quien, tras realizar coberturas para Continental y CVN, firmó un contrato con Univisión para convertirse en la cara de las noticias para el oeste de ese estado. “Aquí hay una conciencia cada vez más grande de que no hace falta elegir entre uno u otro idioma, se puede dominar ambos y de hecho hay cada vez más mercado y más beneficios para quienes hacen un esfuerzo de ser bilingües”, dice a PERFIL.

Natale, quien es ahora conductora de Super Latina, un programa en español dedicado a las mujeres hispanas, asegura que la expansión del castellano ha impulsado a muchas cadenas a transmitir mezclando idiomas, como MTV, TR3S y MUM2, dirigida al público joven. “Siento que hay una revaloración de las raíces latinas entre los jóvenes hispanos y que el español está empezando a ser considerado como algo cool”, añade.

Emerge en los artículos de la obra del Instituto Cervantes que no es sólo mezcla del inglés con el español lo más trascendente, sino la fusión entre las diferentes culturas hispanas que residen, todas juntas, en Estados Unidos. Lago destaca que lo que se está produciendo es una “amalgama cultural panlatinoamericana” y que el país “se está convirtiendo en el centro de gravedad” de la cultura latina.

Estados Unidos “es en estos momentos el laboratorio en el que se fusionan las distintas variedades del español y seguir esa evolución será apasionante. Además, ese país constituye hoy la gran plataforma para la difusión internacional del español como lengua extranjera”, coincide Caffarrel desde Madrid.

La última victoria del español
Allí donde el entonces presidente estadounidense Theodore Roosevelt había afirmado que “sólo hay lugar para un idioma, el inglés”, fue donde el español ganó su última batalla en Estados Unidos. Ocurrió el 22 de enero, cuando los habitantes de la ciudad de Nashville rechazaron en un plebiscito una moción para declarar el idioma anglosajón como único oficial.

Un 56% de los votantes de la ciudad del sureño estado de Tennessee rechazó la proposición que habilitaba al gobierno local a aprobar leyes de English-only (sólo inglés), por las que se hubieran prohibido los trámites y comunicaciones redactados en idioma extranjero.

La votación fue tomada como un referéndum regional por entidades pro y contra inmigración, ya que Nashville, con 600 mil habitantes, se hubiera convertido en la ciudad más grande en aprobar este tipo de leyes.

El español y otros idiomas extranjeros están restringidos en pueblos y ciudades de 30 estados, especialmente en zonas del interior del país con tasas bajas de inmigrantes, sostienen informes académicos.

Spanglish, retrato de una fusión
La traducción al spanglish de El Ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha avivó aún más el furor por la nueva forma de comunicarse entre latinos y anglosajones en Estados Unidos, y según los académicos reafirma la aparición de una cultura hispano-norteamericana.

“El spanglish es el matrimonio –o el divorcio– no sólo de dos lenguas sino de dos civilizaciones. Es un mestizaje lingüístico que, en sí mismo, demuestra un mestizaje más amplio: el del mundo anglosajón con el hispánico”, consideró ante PERFIL Ilan Stavans, lingüista del Amherst College, en Massachusetts, y autor de la traducción de la obra de Miguel de Cervantes.

Si bien no puede ser considerado aún un idioma, “ya existen proyectos de codificación sintáctica”, dice Stavans, y advierte que “hay una curiosidad imparable” por el spanglish y el castellano: “En las universidades hay casi más estudiantes de español que de todas las otras lenguas extranjeras juntas”.

La directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, sostiene en cambio que no cree en que haya un “avance” del spanglish, más bien lo contrario: “Es un fenómeno puramente pasajero que afecta a hispanohablantes que intentan expresarse en inglés sin dominar la lengua. La tendencia es a hablar las dos de forma correcta, porque ello supone más oportunidades en el mundo de la economía y el mercado laboral”.

Explica, por ejemplo, que los hispanos bilingües de Miami ganan un promedio de 7 mil dólares más al año que aquellas personas que sólo dominan el inglés.